Victor
Víctor vivió siempre enfrascado, como con miedo, y ese era el rasgo que más desdeñaba de él. Mientras ordenaba me distraje recordándolo.
No era fácil para mí. Coloque todo en su sitio y me senté asaltado por el recuerdo. Todo era tan impreciso. Temía recordar a un Víctor que no era, que nunca había sido.
Sobrevinieron imágenes, escuchas, melodías. De otro tiempo vinieron a mí aromas, sensaciones 3D, como una suerte de alucinación no inducida, espontánea.
Por unos minutos, el espíritu de Víctor pareció estar de vuelta. Me di cuenta de que no había vuelto a nombrarlo desde entonces, como a esos cuentos a los que no se les recuerda final. En cierto modo así era, Víctor era una historia sin fin para mí. Hoy sé que como todo, debió concluir. En algún lapso irreconocible desapareció, o mejor dicho, se transformo en algo diferente. No sabría especificar bien cuando, pero el recuerdo me indica que fue después del evento del grillo. Estaba y no estaba. Entraba y salía.
Algo había cambiado en mi y sé que tenia que ver con el grillo o con su chillido agudo que no me dejaba descaso, aun después de su muerte bajo el bastón. Por un instante sentí que Víctor iba a dejar de ser un problema para mí y la solución estaba a mi alcance.
¿Por que será que pasado cierto tiempo uno exige menos?
Se olvida, acaso. Reniega compromisos.
Víctor hubiera estado en desacuerdo.
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