miércoles, 20 de enero de 2010

El Grillo 48

La paz del encierro:
El grillo aparece cada vez menos. Antes del incendio comenzó a trastornarme y luego de matarlo empeoro.
Una vez que logre la paz del encierro supuse que se había ido para siempre, pero fue un engaño, porque nunca va a irse, porque no puedo librarme de lo que soy, de lo que tengo adentro. El grillo me recuerda este lamento.
Ahora pago todo aquello. Lo que hice, lo que nunca pude. Y se confirma el axioma: el hoy es una proyección de nuestro pasado y un espectro del futuro.

lunes, 18 de enero de 2010

El Grillo 49

Rejas:
Me gusta pensar que no es casual que mi cuarto atiborrado de papeles tenga rejas; aunque no soy peligroso, lo merezco, y me enorgullezco por merecerlo. Uno es lo que decide. Decide lo que hace. Hace lo que quiere. Muy simplista, pero es algo así.
Recuerdo que tras aquel encuentro fortuito quede trastornado con una sola obsesión: ella tenia la obra, no sabia cómo, pero efectivamente la tenia, y esto no era adecuado y podía traer consecuencias incalculables. Develar secretos, a veces puede generar catástrofes, de hecho mi intento por evitarlas fue aun más catastrófico y funesto. Yo no podía tener la obra, ella lo había dicho claramente: no nos veríamos más. Nunca.
Esta idea me aterraba menos que otra, como podía ser que estuviera viva, cuando yo tuve la certeza de que había muerto. Como pudo soportar la presión de Víctor. No era la misma de antes, pero había sobrevivido a la tortura. Su cuerpo era igual, casi igual, quizá un poco más desgarbado, pero su expresión era distinta. Su mirada, lo recuerdo claramente, estaba como ida y su actitud general era la de una persona prófuga. Evidentemente se sentía perseguida.
Se me ocurre que Víctor la quiso demasiado para llevarla hasta el suicidio, prefirió subyugarla aun más de lo que lo había hecho en vida. Pobrecita, la tortura debe haber sido inmensa.

Solo queda explicar mi condición. Mi reincidencia no es casual. Las mismas obsesiones, distintos tiempos. He tratado de olvidarlo todo, pero no puedo. Si pudiera, borraría todo menos al grillo, que aun hoy me recuerda la esencia que no quiero perder. Resuena adentro, por sobre gritos, disparos y la madera crujiente en el fuego.

viernes, 15 de enero de 2010

El Grillo 50

Fines:
Lo pense por varios días. El encuentro fortuito había disparado en mi una suerte de odio inexplicable. Indudablemente el destino había errado su camino.
¿Por qué Luis le había llevado el libro a ella...? Justo a ella. ¿ Que extraño motivo lo llevo hasta allí? Y como sabia ella que iba a encontrarme algún día en aquella plaza. El encuentro no fue fortuito entonces.
Si la obra fue la que la guió hasta mí, entonces el móvil de Luis pudo haber sido solo uno: Víctor.
Ahora bien, para que provocar un encuentro similar al que genero su ira contra mí. Creo que todo ha estado planeado. No sé si por Víctor o por una fuerza que no llego a comprender. Este era su fin, el de Víctor digo. Me imagino su sonrisa mientras escribo esto.
El efecto secundario del encuentro me tiene preso hoy. No pude soportar saber que ella tenia la obra, justo cuando había creído que era una ficción, una idea mía. Ella parecía obsesionada con Víctor y la obra, lo cual impedía cualquier tipo de requerimiento de mi parte. En realidad ella había pasado a un segundo plano una vez que comprobé que el encuentro no había sido fortuito sino planeado por Víctor. Ella no era quien creí, ya no era. La obra era mi fin y nada podía interponerse.
Podría quemarlo todo y el mundo seguiría. Sin mí, sin la obra, todo seria igual.
Pero mi sed no se agota con el llanto. Hay algo mas, siempre hay algo más. Y sigo escribiendo, es una droga que no tiene cura, la soledad del encierro.

lunes, 11 de enero de 2010

El Grillo 51

Ultimos recuerdos:
Cuando no doy mas, vuelvo al proyecto y me parece que escapo (¿de qué escapo?).
Hace unos cuantos días que no escribo. En realidad no recuerdo cuando fue la ultima vez.
Pienso en el amigo que no tuve.
En ellos.
En Luis, pobre gordo.
Y en mi hijo inconcluso, que me aguarda tras estas paginas, siempre.

viernes, 8 de enero de 2010

El Grillo 52

Deseperanzas:
Mi cuerpo no da más. Debo darle un fin a todo esto. Encerrado es difícil darle un sentido a todo. Solo sé que escribir me mantiene vivo. El lápiz se me dobla por momentos, pero cuando estoy a punto de quebrarlo me detengo.
Pienso en la incomprensión, en que alguien ha de creer que no estoy loco, que nunca lo estuve. Sin embargo escribo en el encierro.
No valen ya las causas nobles.
El romanticismo ha muerto.
Una vez recuerdo haber escrito: “ya nadie cree en nadie”. Lo que hoy escribo tiene origen en la esperanza de que mi sentencia no sea cierta. Todavía creo en dos ojos que se cruzan y se sienten uno, aunque no lo sean.
Nada mas alberga mi codicia. La fama me ha quedado lejos. La grandeza a varios pasos. Y no diviso bien que hay por delante.
Quizá sea solo confusión.
Y mi esfuerzo inútil.
No es discreto este final. Podría ser abierto, porque abierta esta la historia. Sucede que no tengo mas que narrar.
Espero haber llegado a explicarme. En fin... no importa. Solo quiero que se sepa que todo lo que he hecho tuvo una causa, y toda causa un fin.
No es fácil para mí seguir escribiendo en estas condiciones. Dicen que el encierro no es para el artista, y aunque esto no sea arte, sino vida en paginas, vale reconocer que mi desgano tiene fundamento.
Ya le he enviado una parte de mi historia. Y estas ultimas paginas ha de recibirlas en cuanto termine de expresarme.
Mi historia no tiene correcciones. Mi vida tampoco las ha tenido. Creo que lo que queda es importante: las ideas no se matan.
Calculo que ya abra recibido mi paquete. Si la desgracia quiere que ella ya no vive donde supe, entonces la encomienda la recibirá otro, y hará de esto lo que quiera. Probablemente se use para prender un fuego... que paradoja, otra obra quemada.

jueves, 7 de enero de 2010

El Grillo 53

Solo:
Nunca vino a verme, aunque sabe bien donde estoy. Si fue ella misma (o su abogado al defenderla) quien probo mi peligrosidad.Siempre estuve en desacuerdo con el fallo. Debería estar preso y no encerrado aquí. Porque esta claro que loco no estoy (y sin embargo sigo aquí, encerrado). Que no se entienda que pretendo libertad... ya la perdí hace rato y además no la merezco. Cuando la tuve a mano, la patee como una perra enferma que se acerca a lamer mi mano.
Creo que debería estar preso. Lo que hice causo daño. Y si bien no murió nadie, podría haber causado un daño irreparable. Quizá incendiar la casa de ellos no haya sido buena idea, pero no podía soportar la idea de vivir sin una obra que necesitaba y no podía tener. Prefería quemarla antes que compartirla. Recuerdo haberme quedado atónito ante las llamas. Me parecía increíble que algo tan inmaterial como el fuego pudiera destruir tanto. Cuando llegaron los bomberos, a los pocos minutos, yo todavía estaba adentro de la casa. Recuerdo que tuvieron que sacarme entre dos o tres y al salir me sentí por primera vez libre. Pero solo por un rato, hasta que llego la gente de azul y el juez que ya les dije.
Ahora pienso, que sentirá ella al recibir mi paquete con líneas que probablemente no comprenda o no le sean relevantes. Supongo una curiosidad inicial, como la que uno siente con todo paquete que arriba. Pero luego, al abrirlo, al comenzar a leer... que sentirá. Indescifrable. Las sensaciones ajenas poseen este rasgo: nos son inaccesibles.
¿Cómo puede sentirse con el corazón de otro o verse con ojos que no son propios? Ese misterio es insondable, siempre lo ha sido, por eso me pregunto que ha de sentir.

sábado, 2 de enero de 2010

El Grillo 54

El fin:
¿Cómo es posible tanta desolación? La soledad del encierro es mas que triste y como dije, no tiene cura. ¿Es que acaso no tengo ningún recuerdo bueno? Pienso y recuerdo. El Comando Abuelo Negro, la cama del sol siempre curva, el grillo (cuando se fue), las noches de lectura y la avidez.
Pobre gordo.Y ella... en que estará. Si entiende al menos en parte lo que le envié, será que el hechizo se ha roto. De lo contrario pienso que habrá sido su alma la que queme con la obra. Su casa sobrevivió al incendio, su alma no lo sé.
Si a alguien llega mi mensaje será por obra de la casualidad. Seria una suerte de fuerza opuesta al designio que me coloco en el camino de Víctor. Quizá sea la misma que se ríe de mi todo el tiempo. Quizá seamos solo juguetes y nuestras vidas partidas nefastas.Me detengo para no volver. Tengo un solo deseo mas: que no se me hagan preguntas porque todo esta aquí.
Voy hacia adentro.