La lluvia
Comenzó a llover, y con la lluvia vinieron los truenos. Hacia menos de veinticuatro horas que había matado al grillo de tres bastonazos, y eso no me hacia sentir nada bien. Pero... qué podía hacer. De algún modo debía recobrar mi vida. Y si debía optar entre la de él y la mía, claramente elegía la mía.
La lluvia me distrajo por un rato, ya que mi insomnio había vuelto.
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