La vuelta:
No había mucho sentido por recorrer. Solo el tiempo me aguardaba. En pocas palabras: el Comando, Víctor y ella. Solo me faltaba para completar el ciclo, el grillo.
Yo sabia que no estaba loco. Así que no tenía porque escapar. Aunque es cierto, me tuvieron encerrado, pero fue porque no podían comprenderme. Reconozco que los hechos que me sucedieron estaban con creces muy por fuera de lo considerado normal. De ahí la confusión, de ahí mi encierro. Mientras estuve adentro sabia que algún día tal confusión debía cesar. Y ese día llego.
En adelante procure nunca mas realizar actos que estuvieran fuera de lo común para evitar confusiones y encierros no merecidos.
Por eso cuando apareció el grillo procure actuar con la mayor normalidad posible. Mi apariencia externa no se vio trastocada; mis rutinas tal vez si, pero no creo que nadie (salvo el portero) lo halla notado.
Procure nunca mas pensar en ella o en él, nunca mas pintadas. El fin del Comando Abuelo Negro. El haber luchado no me justifica para siempre, solo la lucha cotidiana logra y permanece.
El Comando murió en el hospital, y con la mi dignidad, mi ser integro. No busco justificarme, solo quiero que alguien, en algún tiempo me comprenda. Porque sé que alguien, algún día, ha de comprender el motivo de mis actos, el porque de mi proceder. Mis ilogicidades no fueron tales. Mis afecciones, que aun duran, me llevaron sin querer a lo que soy. Pero esto no me justifica, tan solo me explica y con eso basta.
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