La parodia de Simón Pedro:
La mañana del robo volvió a mi boca. Su memoria me iba a impedir decir algo que no fuera fiel a la verdad.
Su disparo al techo había sido un test de confianza para ver hasta donde llegaba mi hombría y mi lealtad. Cuando todos se arrojaron al suelo, yo no supe que hacer. Él me miraba con esa sonrisa que me desconcertaba. El guardia fue por detrás y yo no atine a decirle nada. Entonces me tire al suelo y su sonrisa se desdibujó.
Dos segundos mas tarde su boca escupía sangre y el guardia lo pateaba con despecho. Era inútil, ya estaba muerto.
Mi traición no termino ahí. Cuando llego la policía, negué a Víctor por segunda vez (faltaría una tercera, anos mas tarde, para completar la parodia de Simón Pedro). Argumente una excusa para justificar mi visita al banco y me retire por la puerta grande. Un par de empleados me miraron en forma extraña, así es que al llegar a la esquina corrí a doble paso hasta mas no poder. Como ya dije, me aleje muchos kilómetros corriendo; me oculte en la ribera durante todo el día y solo con la oscuridad de la noche me atreví a volver a casa.
La cara de Víctor continuo fruncida. Sabia que faltaba algo y tenia razón. Esa noche al volver a casa mi mente se clavo en ella. Sabia que estaría sola y que podría aprovechar esta oportunidad única. Pero como decirlo... no me alegraba de la muerte de Víctor pero habiendo ocurrido, se me abría una puerta que lucia invitante.
Solo atine a decirle:
-¿Que hay con ella?-
Entonces su sonrisa volvió.
Mis piernas temblaron. Sabia que ella era bastante débil. Tenia ganas de golpearlo pero no era posible. Corrí hasta el teléfono. La llame de nuevo pensando que antes debía estar dormida. No atendió. Pero... adonde habría ido si yo tenia la certeza de que no era de la provincia, que nunca se iría de la casa de Víctor. Tenia que estar allí. Ante mi desesperación Víctor soltó una carcajada. Esto me enfureció y comencé a arrojarle cosas. Cada vez reía mas fuerte y yo me enfurecía más. Nada lo tocaba. Solo estaba logrando destrozar mi casa.
Entre los objetos que tome arroje la obra. Entonces me detuve y sus carcajadas también. Fui corriendo a buscar la obra pero Víctor se interpuso, no quería que tome la obra y me di cuenta que allí estaría la respuesta.
La obra era una fábula perfecta de la historia que nos toco vivir, de la vuelta de Víctor y de mis dilemas. Ahora todo podía cerrar.
Una frase de la obra basto. Entonces desee no haber increpado a Víctor. La entrega fue tan difícil que Víctor parecía estar incitándome a saltar antes que a leer su contenido. Quizá hubiera sido más fácil soltarme, flotar tres segundos y aplastarme contra el pavimento. Pero hubiera sido una derrota. Una derrota que hubiera evitado mas desazón y dolor.
Mi amenaza de llamar a una bruja lo hizo desistir. La obra cayo del techo donde la tenia pegada y pude atraparla antes de que golpeara el suelo. Víctor se relamía mientras yo abría la obra en la primera pagina. La recordaba claramente pero tenia que leerla para darme cuenta de lo que había sucedido tras la muerte de Víctor.
Al leerla sentí mi destino era un camino marcado por el maleficio. Mis ojos se desmoronaron en esta frase. Víctor triunfante se levanto de su sillón. No volví a verlo, pero el fin de su tortura trajo otra.
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